viernes, 30 de agosto de 2013

CARTA DE UN PADRE SOCIALISTA A SU HIJO SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA RELIGIÓN



El socialista Jean Jaurés nació en 1859 en Castres, Francia. Fue diputado por el Partido Obrero Francés en 1889, manteniéndose como parlamentario hasta 1898. Posteriormente fue elegido también en las elecciones de 1902, 1906, 1910 Y 1914. Murió en 1914.
En 1904 fundó el periódico L'Humanité. En 1905 consigue unir bajo su liderazgo a los socialistas franceses, formando la Sección Francesa de la Internacional Obrera. Fue precisamente el diario L'Humanité el que publicó esta carta dirigida a su hijo que reproducimos. Este texto fue citado por Pildain en la Cortes Constituyentes de la II República española (Diario de Sesiones, 1 de marzo de 1933. La carta fue entregada a los taquígrafos de las Cortes para que en las actas después de la intervención de Pildain.), y ha llegado hasta nosotros a través de Carlos Garda Andoín, coordinador nacional de «Cristianos en el PSOE», a quien se la hizo llegar Michel Santamarina. antiguo militante de la HOAC de Sestao (Bilbao).

La carta tiene ya casi los cien años, sin embargo no ha perdido actualidad, pues en nuestro propio entorno ciertos grupos sigue discutiendo hoy día, amparados en un laicismo radical, la legitimidad de la enseñanza de la Religión en el ámbito escolar. 



«Querido hijo, me pides un justificante que te exima de cursar la religión, un poco por tener la gloria de proceder de distinta manera que la mayor parte de los condiscípulos, y temo que también un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones religiosas. Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te la enviaré jamás.

No es porque desee que seas clerical, a pesar de que no hay en esto ningún peligro, ni lo hay tampoco en que profeses las creencias que te expondrá el profesor. Cuando tengas la edad suficiente para juzgar, serás completamente libre; pero, tengo empeño decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, no lo serían sin un estudio serio de la religión.

Te parecerá extraño este lenguaje después de haber oído tan bellas declaraciones sobre esta cuestión; son hijo mío, declaraciones buenas para arrastrar a algunos, pero que están en pugna con el más elemental buen sentido. ¿Cómo seria completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?

Dejemos a un lado la política y las discusiones, y veamos lo que se refiere a los conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición. Estudias mitología para comprender historia y la civilización de los griegos de los romanos, y ¿ qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización? En el arte, ¿qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen? En las letras, ¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente en cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones? Si se trata de derecho, de filosofía o de moral, ¿puedes ignorar la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la moral más sabia y más universal? -éste es el pensamiento de Jean Jacques Rousseau-.
Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampere era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón; Flammarion se entrega a fantasías teológicas.

¿Querrás tú condenarte a saltar páginas en todas tus lecturas y en todos tus estudios? Hay que confesarlo: la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; es la base de la civilización y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencias preclaras. Ya que hablo de educación: ¿para ser un joven bien educado es preciso conocer y practicar las leyes de la Iglesia? Sólo te diré lo siguiente: nada hay que reprochar a los que las practican fielmente, y con mucha frecuencia hay que llorar por los que no las toman en cuenta. No fijándome sino en la cortesía, en el simple "savoir vivre", hay que convenir en la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas. Si no estamos obligados a imitarlas, debemos, por lo menos, comprenderlas, para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas. Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas.

Querido hijo: convéncete de lo que te digo: muchos tienen interés en que los demás desconozcan la religión; pero todo el mundo desea conocerla. En cuanto a la libertad de conciencia y otras cosas análogas, eso es vana palabrería que rechazan de consuno los hechos y el sentido común. Muchos anti-católicos conocen por lo menos medianamente la religión; otros han recibido educación religiosa; su conducta prueba que han conservado toda su libertad

Además, no es preciso ser un genio para comprender que sólo son verdaderamente libres de no ser cristianos los que tienen facultad para serlo, pues, en caso contrario, la ignorancia les obliga a la irreligión. La cosa es muy clara: la libertad, exige la facultad de poder obrar en sentido contrario. Te sorprenderá esta carta, pero precisa, hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún compromiso podría excusarme de esa obligación».
U.D.1. El fenómeno religioso y la                     experiencia religiosa.


 En la Unidad 1, la oración es una de las principales mediaciones religiosas; es una forma de expresar nuestra relación con el Misterio. Queremos centrarnos en este artículo en una oración del cristianismo: El Ángelus. Acercarse al conocimiento de esta oración es un ejemplo de cómo la clase de religión puede ayudar a entender el patrimonio artístico europeo y las expresiones religiosas públicas de la comunidad cristiana, muchas veces recogidas por los medios de comunicación.
Empecemos por lo artístico. Es muy conocido el cuadro El Ángelus de Millet. No se entendería la pausa que hacen los dos campesinos en su trabajo si desconocemos en qué consiste esta oración:


Un hombre y una mujer rezan el Ángelus, oración que recuerda el saludo del ángel a María durante la Anunciación. Han interrumpido su cosecha de patatas y todas las herramientas de este trabajo, la horquilla, los sacos y la carretilla, están representados. En 1865, Millet cuenta: "El Ángelus es un cuadro que he realizado, pensando en como, trabajando antaño en el campo, a mi abuela no se le escapaba, cuando oía tocar la campana, de hacer que nos detuviéramos en nuestra labor para rezar el Ángelus".
Pero conocer el Ángelus también ayuda a entender por qué muchos domingos se recogen en los telediarios las palabras del Papa desde un balcón del Vaticano. Para esto, nos valemos de un vídeo publicado por RomeReports:




Cada domingo a las 12 del medio día, el Papa Francisco, reza el Ángelus junto a todos los que visitan la Plaza de San Pedro o, durante las vacaciones, su residencia de verano en Castel Gandolfo. El Papa Juan XXIII comenzó a rezarlo en la Plaza de San Pedro los domingos y días festivos antes de cada bendición. Así comenzó la tradición del rezo del Ángelus entre los pontífices que continúa hasta hoy.
¿En qué consiste el Ángelus?


El Ángelus recuerda el momento de la Encarnación, cuando el ángel Gabriel le dijo a la Virgen María que iba a ser la madre de Jesús. La razón de rezarlo a las 12 del medio día es simbólica: al igual que las doce del medio día, divide el día, el nacimiento de Cristo dividió la historia. Desde los primeros cristianos es costumbre recordar este instante en la vida de María. Con el paso de los siglos, surgió la tradición de rezar tres ave marías. Y desde el siglo XVI, se añadieron tres frases a la Virgen. El único momento del año donde no se recita el Ángelus es después de la Semana Santa. Durante la Pascua de Resurrección, el Ángelus se sustituye por el del Regina Coeli. Una oración que recuerda la resurrección de Jesús y que se reza hasta la fiesta de Pentecostés.


La fórmula del Ángelus es la siguiente:

V. El Ángel del Señor anunció a María,

R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Avemaría.

V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mi según tu palabra.
Avemaría.

V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Avemaría.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Fuente: Sehacesaber.org.

lunes, 26 de agosto de 2013

U.D.12: LA MORAL DEL MEDIO 
                                    AMBIENTE

En esta unidad se nos invita a reflexionar acerca de cómo podemos descubrir la presencia de Dios en la Creación, en la belleza y armonía de la naturaleza podemos vislumbrar reflejos de Dios. Son muchos los creyentes que a lo largo de la historia han expresado la admiración al contemplar la obra creadora de Dios, dejándonos hermosos textos en forma de oración.
Queremos hacer una propuesta didáctica con una de las oraciones de alabanza al Dios Creador más célebres: el "Cántico de las Criaturas" de San Francisco de Asís. Este texto es una de las joyas de la historia de la espiritualidad, que cobra una relevancia especial en estos momentos por la actualidad de la figura de San Francisco de Asís, al ser el santo del que ha tomado el nombre para su pontificado el Papa Francisco.
Nuestra propuesta tiene como objetivo,  descubrir en las "Alabanzas de las criaturas" de San Francisco una expresión concreta de alabanza a Dios por su obra creadora. Empezamos a dar a conocer esta oración con un vídeo del grupo Kairoi:





Después sería bueno detenerse en cada una de las estrofas de esta oración (el texto completo está en la parte final del artículo) , destacando cada una de las criaturas por las que da gracias San Francisco, intentando profundizar en la experiencia creyente que late detrás de estas palabras. Sería interesante dialogar con los alumnos para que ellos traigan a su mente posibles experiencias personales semejantes ante la contemplación de una paisaje, de una puesta de sol, al estar en la orilla del mar, etc.



CÁNTICO A LAS CRIATURAS

Altísimo, omnipotente, buen Señor,

tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, corresponden,
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
el cual es día, y por el cual nos alumbras.

Y él es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y él es bello y alegre y robusto y fuerte.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.

Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y soportan enfermedad y tribulación.

Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,
porque por ti, Altísimo, coronados serán.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!:
bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.

Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.

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Desde 1972, las Naciones Unidas promueven el día 5 de junio como una jornada en la que hacer un especial hincapié en la importancia de preservar el Medio Ambiente. El Papa Francisco también aprovechó esta fecha para dedicar una catequesis a este tema, invitando a los cristianos a "asumir el grave compromiso de respetar y custodiar la creación, de estar atentos a cada persona y a contrarrestar la cultura del desperdicio y del descarte". En dicha audiencia, el Papa afirmó que ecología humana y ecología medioambientalcaminan juntas, y mostró la necesidad de poner en el centro de toda actividad humana a la persona:
Si en tantas partes del mundo hay niños que no tienen qué comer, eso no es noticia, parece normal. ¡No puede ser así! Con todo, estas cosas entran en la normalidad: que algunas personas sin techo mueren de frío en la calle no es noticia. Al contrario, una bajada de diez puntos en las bolsas de algunas ciudades constituye una tragedia. Alguien que muere no es una noticia, ¡pero si bajan diez puntos las bolsas es una tragedia! Así las personas son descartadas, como si fueran residuos.
También denunció de manera enérgica el desperdicio y la destrucción de alimentos:
Esta cultura del descarte nos ha hecho insensibles también al derroche y al desperdicio de alimentos, cosa aún más deplorable cuando en cualquier lugar del mundo, lamentablemente, muchas personas y familias sufren hambre y malnutrición. En otro tiempo nuestros abuelos cuidaban mucho que no se tirara nada de comida sobrante. El consumismo nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos. ¡Pero recordemos bien que el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre! Invito a todos a reflexionar sobre el problema de la pérdida y del desperdicio del alimento a fin de identificar vías y modos que, afrontando seriamente tal problemática, sean vehículo de solidaridad y de compartir con los más necesitados.

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La Unidad 6 nos invita a descubrir un Dios Bueno, del que experimentamos su gran amor, en primer lugar, al regalarnos un universo maravilloso. Dios se refleja en la naturaleza, en su belleza y armonía: la Creación es un reflejo de Dios. Muchas personas han descubierto la presencia de Dios en la Creación y nos han dejado testimonio de esta vivencia. En este artículo queremos presentar tres de estos testimonios.


Algunas de las más bellas expresiones de admiración por la belleza de las cosas creadas las encontramos en los salmos. Varios de ellos nos invitan a descubrir la mano de Dios Creador en la naturaleza, como el Salmo 19:


Los cielos proclaman la gloria de Dios
19:
1 Del maestro de coro. Salmo de David. 

Alabanza de la Creación19:2 El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
19:3 un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia.
19:4 Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
19:5 resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Romanos 10, 18
Allí puso una carpa para el sol,
19:6 y este, igual que un esposo que sale de su alcoba,
se alegra como un atleta al recorrer su camino.
19:7 Él sale de un extremo del cielo,
su órbita llega hasta el otro extremo,
y no hay nada que escape a su calor.



Otro hermoso texto que nos habla de la grandeza de Dios Creador lo podemos encontrar en el libro Hasta la cumbre, el testamento espiritual de Pablo Dominguez, cuya vida fue llevada al cine en el documental La última cima. Pablo contaba con gran entusiasmo lo que significa descubrir a Dios Creador:
Pensar en la Creación es espectacular. Ser conscientes de que existe todo, de que existimos nosotros, de que existe el universo, de que existe el sistema solar, la galaxia; que exista todo lo que existe es increíble. El que podamos investigar lo que es un átomo, el que nos quedemos maravillados de lo que significa la estructura atómica o el que miremos la inmensidad del universo o las cadenas de ADN que hay dentro de cada ser vivo, todo eso es impresionante. Y lo es porque Dios lo ha creado, porque Dios es Creador.




Fuente: Sehacesaber.org

jueves, 15 de agosto de 2013

LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO




La Iglesia Católica celebra hoy "la Asunción de la Virgen María".



El Papa Pío XII, en la Bula Munificentissimus Deus, del 1 de noviembre de 1950, proclamó solemnemente el dogma de la Asunción de María con estas palabras: "Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste". (Dz. 2333).
Esta fiesta nos invita a mirar al cielo, por eso el título de este blog que comienzo hoy con entusiasmo. María es la primera criatura que ha subido al cielo en cuerpo y alma. Ella "nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal"(Homilia del Papa Francisco, 15-VIII-13).
Uno de los escritores antiguos que escribieron sobre la Asunción de María fue San Juan Damasceno, Teólogo griego, Presbítero y Doctor de la Iglesia.

 Su fiesta es el 4 de Diciembre. Nació en Damasco,en la segunda mitad del siglo VII, en el seno de una familia cristiana. Gran conocedor de la filosofía, ingresó en el monasterio de San Sabas, próximo a Jerusalén, fue ordenado sacerdote. Escribió numerosas obras teológicas sobre todo contra los iconoclastas. Murió a mediados del siglo VIII. Llamado Damasceno por ser de Damasco, capital de Siria.
Este famoso autor describe así la muerte de Nuestra Señora:
"La Madre de Dios no murió de enfermedad,porque ella por no tener pecado original (fue concebida Inmaculada: o sea sin mancha de pecado original) no 
tenía que recibir el castigo de la enfermedad. Ella no murió de ancianidad porque no tenía por qué envejecer ya que a ella no le llegaba el castigo del pecado de los primeros padres: envejecer y acabarse por debilidad.
Ella murió de amor. Era tanto el deseo de irse al cielo donde estaba su Hijo, que este amor la hizo morir.
Unos catorce años después de la muerte de Jesús, cuando ya había empleado todo su tiempo en enseñar la religión del Salvador a pequeños y grandes, cuando había consolado tantas personas tristes y había ayudado a tantos enfermos y moribundos, hizo saber a los Apóstoles que ya se aproximaba la fecha de partir de este mundo para ola eternidad.
Los Apóstoles la amaban como a la más bondadosa de todas las madres y se apresuraron a viajar para recibir de sus maternales labios sus últimos consejos y de sus sacrosantas manos su última bendición.
Fueron llegando y con lágrimas copiosas y de rodillas, besaron esas manos santas que tantas veces los habían bendecido.
Para cada uno de ellos tuvo la excelsa Señora palabras de consuelo y de esperanza.  Y luego, como quien se duerme en el más plácido de los sueños, fue Ella cerrando santamente sus ojos; y su alma, mil veces bendita, partió a la eternidad.
La noticia cundió por toda la ciudad, y no hubo un cristiano que no viniera a llorar junto a su cadáver, como por la muerte de la propia madre.
Su entierro más parecía una procesión de Pascua que un funeral. Todos cantaban en Aleluya con la más firme esperanza de que ahora tenían una poderosísima Protectora en el cielo, para interceder por cada uno de los discípulos de Jesús.
En el aire se sentían suavísimos aromas y parecía escuchar cada uno, armonías de músicas muy suaves. Pero Tomás Apóstol, no había alcanzado a llegar a tiempo. Cuando arribó ya habían vuelto de sepultar a la Santísima Madre.
Pedro, -dijo Tomás-, no me puedes negar el gran favor de poder ir a la tumba de mi madre amabilísima y darle un último beso a esas manos santas que tantas veces me bendijeron.
Y Pedro aceptó.
Se fueron todos hacia el Sano Sepulcro y cuando ya estaban cerca empezaron a sentir de nuevo suavísimos aromas en el ambiente y armoniosas músicas en el aire. 
Abrieron el sepulcro y en vez del cadáver de la Virgen encontraron solamente...una gran cantidad de flores muy hermosas. Jesucristo había venido, había resucitado a Su Madre Santísima y la había llevado al cielo".